domingo, febrero 11, 2007

Transantiago

Es verdad, hace tiempo que no he escrito nada para el blog, pero bueno, ya estamos de vuelta, al menos con algo.

Dicen que Santiago es Chile, y de verdad tiene mucho, sin embargo tal como hay gente que concuerda, yo soy de los que me opongo. Le reconozco la importancia, pero también existe el resto el país y los interese a nivel país.

Este fin de semana se juntaron dos acontecimientos, la puesta en marcha del Transantiago y la Copa Davis, ¿que es más interesante para mí como persona? Inevitablemente la Copa Davis, ¿por qué? Por varias razones, no vivo en santiago, y pese a que es inevitable ir, mis transportes se pueden hacer sin contemplar a las herederas de las micros amarillas, además conozco gente que con mala o buena voluntad, pueda asistirme para algún tipo de movilización. Otra razón, la Davis me conecta con las emociones algo que es muy necesario en estos tiempos, en otras palabras me recuerda que soy persona en alguna medida, por menor que sea. Una última razón, es mi afición por el tenis.
Sin embargo, existe un gran pero; el fin de semana comentado, estaba en Santiago, y necesito de su transporte público. Me levanto, subjetivamente tarde, y los canales de televisión, interrumpen a menudo su transmisión para ver que pasa con el vilipendiado Transantiago, ¿con que se encuentra uno? Solo con desgracias. Gente que repleta los paraderos, las micros que no paran porque van llenas quien sabe de donde, u otras micros que simplemente no pasan; la gente que no sabe lo que tiene que hacer, monitores tapados en preguntas e insultos en muchos casos, carabineros , empujando a la gente como viles esclavos, los pasajeros reclamando porque se demoraban más, las autoridades en terreno dando explicaciones, la oposición sentados sacando cuentas para darle con todo al gobierno, es decir un panorama desastroso.
Mi intención es recorrer la ciudad para vivir in situ el Transantiago. Mi origen, Panamericana Norte, mi destino, el Alto Las Condes… por hueviar no más. Con mapa en mano, establecí los recorridos y lo que debía hacer para conseguir mi objetivo en teoría, antes de salir, aparece en las noticias que dos recorridos simplemente no se estaban haciendo. Eran los recorridos que necesitaba, el susto, se sucedió de la explicación que decía que fue hasta las 11 de la mañana; miré el reloj y era como la una. Ante tal panorama entregado por las noticias, mi pronóstico era muna espera interminable con un plazo de 2 horas en el paradero de la esquina de la casa. Todo lo contrario, antes de subirme a una , pasaron tres micros frente a mis ojos, y no tan llenas. A mi no me importaba el recorrido, solo sabía que tenía que bajarme en plaza Italia y tomar la 406. Un momento me confundí, porque creí que era la 409, al final me subí a la 406. Sin saber donde bajarme, busqué referencias en el mapa, las conseguí. Llegué al Alto Las Condes.
La vuelta era lo mismo, llegar a Plaza Italia y hacer el trasbordo, nada de otro mundo, es más es mucho más sencillo que con las amarillas. Llegue a la casa como si nada, recorrí, y sin gastar ni uno, porque los primeros días va a ser gratis.
Si a mi me hubiesen entrevistado, hubiese dicho que el Transantiago fue un éxito, que hubo frecuencia necesaria, que me di el lujo de dejar pasar micros y que lo apoyo, eso sí, un poco apretujado en algún momento, producto de la gratuidad, pero todo bien. Eso si, mis recorrido fueron como alas 3 de la tarde, no en las horas peak.

Para mi el Transantiago fue un completo éxito en su primer día, a mi no me tocó vivir el fracaso del que hablan, sin embargo puedo solidarizar con quines lo vivieron. Ahora bien, se debe hacer un mea culpa.
Si el Transantiago fracasó fue por tres motivos:
El gobierno tiene que hacerse cargo de proyectos que se suponen estrella de gobiernos anteriores, proyectos revolucionarios, que pueden ser revolucionarios, pero negativamente, eso júzguelo usted.
Otro motivo, el boicot, se percibe en el ambiente, los empresarios resentidos que les sacaron sus truculentas fuentes de dinero, y que quieren desde los bastones seguir ejerciendo como un gremio potente (que ya no existe), que hace lo que quiere, presiona cuando quiere y consiguen lo que se proponen, negándose a hacerse parte de empresas en serio que se toman las licitaciones con responsabilidad y profesionalismo lo que hacen; cabrones de mierda.
Y el último motivo, para mi el más importante, es la despreocupación de los propios usuarios, jactándose de ser chilenos y dejar para última hora todo, es fácil perderse y no saber que hacer, si no se lee la información que se entrega, si no se tiene mapas, si no se llama al número para resolver dudas; así es fácil decir, el Transantiago es un fracaso.