sábado, diciembre 30, 2006

Año Nuevo.

Mientras la gente, se prepara para recibir el año nuevo, yo lo único que quiero es que pase luego. ¿La razón?, muy simple, me aburro en los años nuevos.
Toda mi vida lo he pasado en el mismo lugar, lugar que cada vez se hace más tedioso para mi, sin embargo, al parecer estoy condenado a pasarlo ahí; al menos un lustro más; aunque eso no importa debido a los efectos colaterales que traería no pasarlo ahí, pero quizá sea mejor que llegue ese momento (nunca habrá espacio para pensar la situación).
Cuando las fiestas empiezan a la una de la madrugada, yo ya me preparo para acostarme; eso también sucede, por mi apagamiento natural en estas fechas emblemáticas, cosa que tiene que ver con lo que comenté el otro día acerca de los regalos; es decir, estas fechas, no me provocan nada, si es por celebrar, prefiero hacerlo cualquier día, cuando no haya nada oficial que celebrar, es cuando mejor se pasa. A todo eso, hay que agregarle mi falta de compañía, ¿a qué voy a ir a una disco, si no tengo con quién? además, también se hace necesario agregarle mi timidez, lo que hace que encuentre una lata dar abrazos y esbozar deseos esquematizados desde mi boca. En resumen, no me gusta el año nuevo.
Para mi, de nuevo no tiene nada, no se producen cambios significativos que hagan ganarse el apellido nuevo. Tenemos la suerte de vivir a este lado del planeta, y que el año nuevo, al menos a los estudiantes, nos coincida con una especie de inicio oficial de las vacaciones y el verano; una lata en el hemisferio norte, con nieve en muchos casos, y después volver a estudiar. En ese sentido, disfruto el año nuevo, la conciencia que me entrega de tener 2 meses de hacer nada de la mejor manera, algo bueno tiene que tener, para mi.

Feliz año nuevo, para todos.

jueves, diciembre 28, 2006

El nuevo Rocky 2




Hace un tiempo, escribí acerca del nuevo rocky en la cual planteaba la incertidumbre del resultado de esta gran pelea en contra de la malla curricular. Incertidumbre, que fue despejada.

Con la tranquilidad que te da la experiencia, la que consta de victorias y fracasos anteriores, enfrenté la pelea con optimismo, reforzando los errores de peleas anteriores y no dejándome estar en las virtudes de las peleas anteriores.

Debo confesar que estuve en algún momento asustado, porque vi en dirección a mi, lo que hubiesen sido golpes certeros y aniquiladores, sin embargo, en un muy buen trabajo de cintura, logré esquivarlos y revertir el asunto a mi favor, y golpear yo.
La pelea fue pareja, siempre tuve la tranquilidad que iba a ganar, y aunque hubiese sido mejor y más atractivo haber ganado por knockout, fue necesaria la decisión de los jueces para darme el triunfo definitivo. No obstante, en este tipo de cosas, siempre he creído que lo importante es lograr el objetivo, ganar. Lo logré, gané.

domingo, diciembre 24, 2006

Navidad

“Por fin estoy de vuelta, hace tiempo que no había tenido el tiempo parta dedicarle a esto, es cierto lo he tenido un poco botado, pero ya estoy de vuelta”. Esa es la típica frase de fotolog, que en lo personal, me causa risa. Pertenezco al grupo de los que no tiene fotolog, pero que no le desagrada mirar el de los demás; sobre todo, el esfuerzo por explicar las fotos que se suben, ese tipo de explicación de figura, al estilo de “ya estoy de vuelta” o “disculpen por tenerlos botados”. En fin, son frases que aunque causan gracia, representan; de ahí que la utilice para iniciar esta publicación.

Dando una vuelta por el centro, no se puede caminar, literalmente no se puede; la gente a la cual pertenezco yo, colapsa las calles de la ciudad, el bulto llamado cuerpo humano, más los bultos de los regalos, hacen que una persona equivalga a tres en una vereda, de esa manera , el trasladarse es casi imposible. Además, se suma el calor, que en conjunto con los tacos, hacen de los días previos a la navidad, algo casi insoportables, esa sensación de derretimiento a medida que estas caminando en ese mar humano, esa sensación que las chalas se quedan pegadas en la vereda, la sensación de caminar sobre agua producto de la transpiración, en definitiva, solo sensaciones desagradables que a la larga, provoca una respuesta adaptativa que genera una especie aversión a la palabra navidad.
Al menos yo, no regalo nada para la navidad, lo que no quiere decir que no reciba regalos, aunque siento que cada año recibo menos. El hecho que no regale, no es por que sea un ferviente creyente que esta fecha se celebra el nacimiento del niño Jesús, y que hemos desvirtuado la fecha, convirtiéndola en el retrato fidedigno del consumismo puro. No, no es por eso. Es porque creo que los regalos no deben tener un día especial, con eso incluyo a cumpleaños, santos y aniversarios, siento que esas fechas, quitan el sentido y la ilusión de la sorpresa, porque se está consciente que se va a recibir regalos; me gusta más la idea de regalar un día cualquiera, cuando antes que un gracias recibes un ¿por qué? , eso lo encuentro entretenido y lleno de magia, la poca magia que queda especialmente en navidad. Además, sea cual sea el regalo, como es algo no contemplado, va a gustar igual.
Es incómodo eso de recibir los regalos y tener que agradecer como libreto de teatro, porque de verdad que parece obra de teatro, hay que prepararse con antelación, hay que relajar los músculos de la cara y afinar la voz, para decir “muchas gracias, no tenía para que molestarse (con una sonrisa hipócrita en el rostro)” Eso lo detesto, pero no puedo hacer nada, así es el mundo y yo soy parte de él.
Desde que vivo en departamento, ya no se hace árbol de pascua; antes, comprábamos pinos naturales y lo arreglábamos siempre en el mismo rincón, que después de estar vacío, se llenaba de regalos. Ahora, con suerte, hacemos pesebre, como para que no se piense que no hay navidad o que somos fríos, como la gente igual piensa, da lo mismo lo que hagamos. Con un 87.3% de seguridad, puedo decir que desde que vivimos en departamento, pasamos la navidad en un lugar que no me gusta. Ahora, ya me apuran para que vayamos donde desde ya, se que no lo voy a pasar bien, no se si lo pase mal, pero bien no lo pasaré.

Y porque todavía me queda un poco de espíritu navideño, le deseo a todos Feliz Navidad.

martes, diciembre 05, 2006

La poderosa caridad.

Siempre me ha resultado difícil hablar de estos temas, tan conflictivos y delicados a la vez, ya sea por temor a que me pueda pasar más adelante, o porque vivo en un mundo asi, o que se yo; El tema en cuestión es la pobreza y la humildad
No se si para bien o para mal, siempre, en los tres establecimientos educacionales que he estado (escuela, liceo y universidad), al menos alguien me ha considerado con pinta de tener plata, cosa que no es cierto. Debe ser, porque siempre ando limpio, o que combino (si es que lo hago) bien las cosas; pero yo me pregunto ¿andar sucio, es sinónimo de pobreza y humildad? No necesito que me respondan, claramente es no.
Claramente mi familia (me refiero a la más cercana), es de clase media, y según mis comparaciones limitadas, con los rangos que indican esta clasificación, es media media. Orgullosos de mi madre, porque se lo que se ha sacrificado y conozco su historia, usufructo de su trabajo y de todo lo que le da a la familia, por su trabajo, no por el regalo de nadie, ese es el verdadero orgullo. Agradezco las que la hospedaron, sin cobrarle ni uno, y agradezco esas verdaderas amistades, que hasta hoy le perduran. Siempre me sentiré orgulloso de ella.
Para mi, la pobreza y humildad como palabras, no como conceptos, son un escudo muy poderoso hoy en día, así se defiende mucha gente, floja, inculta, ignorante, etc. Es fácil pedir, sin dar nada a cambio, nadie dice que las cosas se hagan por pago, pero si digo que se tenga conciencia, los inconscientes, son unos descarados.
Son temas delicados en los que cuesta meterse, porque son sensibles, y quizá no tengo ningún derecho, porque a mi no me ha tocado y espero que no me toque nunca vivirlo por dentro, pero por ejemplo, no entiendo por que la gente se mete en dividendos de casas, si saben que después no van a tener como pagar, es fácil decir, nosotros somos gente pobre, humilde, condónennos la deuda; es como un homicida, que pide derechos en la cárcel, y se declara en huelga de hambre para que le den beneficios, esas personas, me refiero a los presos, deben agradecer el beneficio de seguir viviendo. Son simplemente unos abusadores de mierda.
Hay gente, que vive de la caridad, y sus recursos los guardan, y al final terminan con más que todas, resultando que los que eran pobres, ahora son más ricos que cualquier otro. No los entiendo, pregonan pobreza, y tiene antena satelital, con todos los canales exclusivos, tiene dvd, vhs, cámara digital, filmadora, refrigerador último modelo, televisor pantalla plana, celulares último modelo, auto, teléfono inalámbrico y todo lo que puede tener una casa bien equipada; eso sí, cuando van los asistentes sociales, esconden como huevones las cosas, aunque ahora ya no va a ser necesario, según la presi.
Reciben de allá, de acá, de todos lados las ayudas, porque se entiende que no tienen mucho, que les cuesta, pero da rabia, ver como malgastan las donaciones; es como que los de la teletón, se gastaran los más 11 mil millones en hacerse un estadio, y pavimentar un cerro completo, o ponerle malla de kivi a todo santiago, para que el calor no sea tan fuerte en el verano; es decir, da rabia que gasten la caridad en cosas innecesarias, que no se adaptan a la realidad, que usufructúen injustamente , en puras huevas, el esfuerzo de otros. No obstante, pese a todo esto, lo que más rabia me da, es que se quejen, vivan quejándose, y no se den cuenta.
Con ese tipo de gente yo no, seré el frío del barrio, el malo, el insensible, pero contra eso, nada.

sábado, diciembre 02, 2006

Las dos caras


Hace muy poco, fui a la marcha blanca del teatro de mi universidad; para la ocasión, había una obra, que convocaba a tres reconocidos actores chilenos. Para la adhesión (como ellos le llaman) había que cancelar un costo, si es que no eras de los afortunados que tenías invitación.
Me ubiqué en un lugar estratégico, según yo, y según lo que se podía, desde ahí, podía ver sin mayor dificultad a estos actores que aparecen en televisión.
La trama de las obra, era evidentemente excluyente para un público “guachuchero”, ya que humor y cosas que incentivan a la gente, al menos no prometía; lo que prometía sin duda, era ir a ver a estos actores, y comparar las percepciones reales con las de la televisión. Impacientes, esperamos, hasta que se oscurece el teatro, sale un anunciador que da un par de instrucciones, y estamos listos. Aparecen en escena, y por las condiciones, nadie grita, por el actor, al que yo creo, fueron a ver la mayoría de las hembras presentes. Rápidamente, escucho los primeros comentarios, se ve más flaco que en la tele; se ve más alto que en la tele; ese era el papá de tal en tal teleserie; que bonito el peinado de ella, y todas esas frases comparativas de la realidad y la ficción. Yo también hacía mis comparaciones, era otro famoso más que agregaba a mi lista de “conocidos”.
La obra era larga, y quizá un poco tediosa, tanto que observé a varios con los ojos más cerrados que abiertos, entre ellos, el rector de la U. Yo , estaba o trataba de estar muy pendiente, la trama me costaba entenderla.
Entre los asistentes, había un senador de la República, el que se paseaba entre los asistentes, como todos; eso si, al final, salió por una puerta aparte.
Todo muy correcto ese día, un buen nivel, me sentí cómodo.

Hace más poco aun, fui a otro “asunto” que convocaba famosos, la inauguración de la teletón; el Rafa Araneda era el encargado de hacerlo, y era a él el que íbamos a ver, y por supuesto tratar de conocer la teletón. Cuando llegamos, nos encontramos que estaban las rejas cerradas, hacía mucho calor, y se veía casi nada hacia donde estaban transmitiendo, clara muestra de discriminación con la gente, entre ellos yo. Terminó la transmisión, y esperamos que saliera, se demoró, y ahí me di cuenta que eso no era lo mío, la gente que va a eso, es claramente de otro nivel, gente que grita cualquier cosa, sin mayor problema, gente que por lo general le faltan muchos dientes, y que no se acomplejan por mostrar sus múltiples royos (yo también tengo, pero trato de disimularlos). Finalmente, sale el Rafa, y se digna a levantar la mano, y pararse un par de minutos para que la gente lo vea, en medio de la gritadera, yo sólo lo veo, no grito ni nada, varios empujones me llegaron, la polvareda, me asfixia, eso no es lo mío. El Rafa se va, y la gente comenta lo mismo de la obra de teatro, es más flaco, es más chico, es más lindo, o ¿y eso era?.
Me voy, de ese lugar, no es mi ambiente, no fue un correcto día, bajo nivel, no me sentí cómodo.