Mientras la gente, se prepara para recibir el año nuevo, yo lo único que quiero es que pase luego. ¿La razón?, muy simple, me aburro en los años nuevos.
Toda mi vida lo he pasado en el mismo lugar, lugar que cada vez se hace más tedioso para mi, sin embargo, al parecer estoy condenado a pasarlo ahí; al menos un lustro más; aunque eso no importa debido a los efectos colaterales que traería no pasarlo ahí, pero quizá sea mejor que llegue ese momento (nunca habrá espacio para pensar la situación).
Cuando las fiestas empiezan a la una de la madrugada, yo ya me preparo para acostarme; eso también sucede, por mi apagamiento natural en estas fechas emblemáticas, cosa que tiene que ver con lo que comenté el otro día acerca de los regalos; es decir, estas fechas, no me provocan nada, si es por celebrar, prefiero hacerlo cualquier día, cuando no haya nada oficial que celebrar, es cuando mejor se pasa. A todo eso, hay que agregarle mi falta de compañía, ¿a qué voy a ir a una disco, si no tengo con quién? además, también se hace necesario agregarle mi timidez, lo que hace que encuentre una lata dar abrazos y esbozar deseos esquematizados desde mi boca. En resumen, no me gusta el año nuevo.
Para mi, de nuevo no tiene nada, no se producen cambios significativos que hagan ganarse el apellido nuevo. Tenemos la suerte de vivir a este lado del planeta, y que el año nuevo, al menos a los estudiantes, nos coincida con una especie de inicio oficial de las vacaciones y el verano; una lata en el hemisferio norte, con nieve en muchos casos, y después volver a estudiar. En ese sentido, disfruto el año nuevo, la conciencia que me entrega de tener 2 meses de hacer nada de la mejor manera, algo bueno tiene que tener, para mi.
Feliz año nuevo, para todos.
Toda mi vida lo he pasado en el mismo lugar, lugar que cada vez se hace más tedioso para mi, sin embargo, al parecer estoy condenado a pasarlo ahí; al menos un lustro más; aunque eso no importa debido a los efectos colaterales que traería no pasarlo ahí, pero quizá sea mejor que llegue ese momento (nunca habrá espacio para pensar la situación).
Cuando las fiestas empiezan a la una de la madrugada, yo ya me preparo para acostarme; eso también sucede, por mi apagamiento natural en estas fechas emblemáticas, cosa que tiene que ver con lo que comenté el otro día acerca de los regalos; es decir, estas fechas, no me provocan nada, si es por celebrar, prefiero hacerlo cualquier día, cuando no haya nada oficial que celebrar, es cuando mejor se pasa. A todo eso, hay que agregarle mi falta de compañía, ¿a qué voy a ir a una disco, si no tengo con quién? además, también se hace necesario agregarle mi timidez, lo que hace que encuentre una lata dar abrazos y esbozar deseos esquematizados desde mi boca. En resumen, no me gusta el año nuevo.
Para mi, de nuevo no tiene nada, no se producen cambios significativos que hagan ganarse el apellido nuevo. Tenemos la suerte de vivir a este lado del planeta, y que el año nuevo, al menos a los estudiantes, nos coincida con una especie de inicio oficial de las vacaciones y el verano; una lata en el hemisferio norte, con nieve en muchos casos, y después volver a estudiar. En ese sentido, disfruto el año nuevo, la conciencia que me entrega de tener 2 meses de hacer nada de la mejor manera, algo bueno tiene que tener, para mi.
Feliz año nuevo, para todos.