domingo, septiembre 26, 2010

Huelga de hambre

Hablar de la huelga de hambre, cuando está el tema de los mapuches tan en boga, es difícil; en general las opiniones son polarizadas y es difícil encontrar puntos de encuentros. Sin embargo, no hay que hacerle el quite a los temas “candentes”.

Considero loable una huelga de hambre como método de manifestación y de protesta, pues es algo que no atenta directamente contra terceras personas (a excepción de familiares en algunos casos), ya que la decisión es personal y las consecuencias las paga el propio huelguista. Lo que no comparto es que se haga responsable a terceros de esas consecuencias; porque para ser claros, eso corresponde lisa y llanamente a un chantaje, un chantaje que considera “me dan lo que pido o me suicido”, es como negociar con la pistola sobre la mesa.

¿Es válido considerar una huelga de hambre como símil de suicidio?, considerando que en ella se llevan a cabo cada uno de los actos con consecuencia de muerte, sólo que en este caso, el suicidio sería más gradual, con una mayor agonía. En muchos casos, si no existe la muerte, se puede traspasar el límite en que los daños ya sean irreversibles.

Las razones y motivos pueden ser distintos, no quiero ahondar en eso, solo en lo concreto, en la huelga de hambre, ¿es suficiente tener un motivo noble para que la huelga de hambre sea justificada? Por ejemplo, si yo hago una huelga de hambre por la matanza de animales o por los derechos de los antepasados o por todo lo que pueda ser un gesto noble, ¿es justificada? Si yo hago una huelga de hambre porque injustificadamente me cobraron más en la cuenta de la luz, ¿deja de ser justificada? La invitación es a analizarlo desde lo simple (como en este caso) a lo complejo.

Políticamente, es difícil tomar una decisión, y lo es porque lo que se haga se va a criticar; se le critica porque cedió y da una imagen de debilidad y por tanto todos quienes pidan algo lo harán por medio de huelgas de hambre, ya que así se consiguen las cosas. O se le critica porque ha sido muy duro, no hizo ningún esfuerzo y los dejó morir. Pero ahí, hay un punto que puede marcar la diferencia, “los dejó”; nadie los ha matado, la decisión de hacer una huelga de hambre es personal y para la que se necesita determinación.

Así como los motivos pueden ser válidos o no para hacer una huelga, ¿existen motivos que sean válidos para “forzar” a un huelguista a que se alimente? Si se muere (y no se obliga a que se alimente), se dice que no se hizo nada; si no se le obliga a que se alimente, se dice que se atentó contra la libertad de expresión. Es verdad sigue estando el problema de fondo sin resolver, pero lo concreto y lo inmediato, la vida humana, está en riesgo. Resolverlo es complejo.

Para resumir, independiente de las razones, motivaciones, nobleza y todo lo involucrado para tomar la decisión de llevarla a cabo, se debe reconocer que a un huelguista de hambre, si muere (esperando que eso no suceda y que prime la sensatez para resolver los conflictos), no los mata nadie: son ellos mismos quienes se matan.

sábado, septiembre 18, 2010

Pan y Circo

Soy de los que piensa que como seres humanos, necesitamos no sólo pan, sino también circo, de hecho, eventualmente es una mezcla perfecta “pan y circo”. Tengo el recuerdo patente de un monólogo de Coco Legrand (No voten por mi), dice: “yo sé que lo que ustedes quieren es pan y circo, pero como pan, puta, no les puedo dar, entonces les doy el circo”. De alguna manera le encuentro razón.

Cuando uno piensa que la política se ha farandulizado, es precisamente porque los políticos están apuntando a esto, a mezclar el pan y el circo y a entregarle cada vez más importancia a este último. La gente y especialmente en Chile, tiene mala memoria, y la poca memoria que tienen, recuerdan los grandes eventos, por ejemplo si un Alcalde no pavimenta ninguna calle, no hace nuevas veredas, o en general no soluciona ningún problema, se olvida, pero si para las fiestas patrias o feriados significativos tira la casa por la ventana y si a eso le suma artistas relativamente conocidos y populares para el festival de la comuna, ese alcalde es reelegido. Y lo mismo pasa a nivel Macro.

Si pensamos en los regalos de campaña (ya sea de alcalde, diputado o concejal) antes era típico escuchar que los candidatos “compraban” votos regalando mercadería (pan); ahora, lo que se hace es llevar artistas (circo), de hecho los cierres de las campañas son prácticamente conciertos, y es a eso a lo que va la gente, no a escuchar al candidato y sus promesas.

Ahora, con motivo del bicentenario, de la primera Junta Nacional de Gobierno, porque la Independencia fue en 1818, se han preparado actos masivos, gratuitos y de nivel mundial; las diversas actividades, evidentemente tienen un costo, algunas como “Puro Chile, Pura energía” que ilumina La Moneda, la pagan privados (CGE), pero otras como la bandera gigante, las paga el gobierno y por ende todos los chilenos. Respecto al tema de los costos, me parece de mal gusto preocuparse por cuanto se gastó en esto, cuanto se gastó en esto otro, que no es necesario, que están botando la plata, que la plata se necesita pa’ dársela a tal o cual, que mejor sería que dieran un bono, que no tiene ningún sentido y todas esas cosas. De lo que hay que preocuparse, me parece, es que no se despilfarre el dinero, entendiendo por despilfarrarlo el que por ejemplo la misma bandera, con las mismas características y todo el cuento igual salga más barato en otro lugar, es decir que no haya cotizaciones y se gaste como si sobrara. Y lo que es peor, hay que preocuparse que no se roben el dinero, que digan que costó tanto, pero realmente cuesta menos y que la diferencia quede para los “operadores” (cuestión que nunca se sabe).

Es verdad, uno podría considerar que estas actividades no son de primera necesidad y todas esas cosas que critican de manera negativa estas iniciativas y por tanto es el argumento para no realizarlas; bajo esa misma lógica, no se entendería que en los campamentos (que podría ser sinónimo de pobreza) esté lleno de antenas de televisión satelital.

Pese a todo lo anterior, me parece que más bien pueden ser argumentos aislados, ya que con críticas o sin ellas, todas esas actividades son un completo éxito a las que asisten de todas las edades, todas las clases sociales, todas las etnias, etc etc.

Finalmente, si andamos a medias con el pan, no seremos nosotros mismos quienes nos limitemos con el circo. A disfrutar.

sábado, septiembre 11, 2010

Perdónenme

Perdónenme, pero de una vez por todas tenemos que parar al lumpen, que se mimetizan con gente decente hasta que dejan la cagá.

Con motivo del 11 de septiembre, sea del año que sea, todos sabemos que las cosas terminan mal, tanto que recuerdo que hubo tiempos en que de la municipalidad se preparaban sacando los semáforos letreros y todo lo que pudiera significar daños públicos, y claro se evitaba ese tipo de daños, pero no los desordenes típicos como ataques a los bancos a cadenas de comida rápida, bencineras, locales bencineras o simplemente neumáticos incendiados; todos sabemos que eso va a pasar, todos sabemos que nadie se hace responsable (porque lógicamente, resulta difícil) y además, todos sabemos que la justificación es que “la policía los provocó”.

Este 2010, pudimos ver el ataque que sufrieron los móviles de la televisión, aparentemente sin ningún motivo, y lo que es más claro, sin ninguna provocación de carabineros, pues se demoraron bastante en llegar. Esas ¿personas? Andan reclamando por los derechos humanos, por las libertades y bla bla bla, y es verdad yo también reclamo por lo mismo, pero no así, con violencia; es como apagar el fuego con bencina, y es eso lo que ellos hacen, aparentemente muy conscientes y con un cierto grado de placer. Los móviles tuvieron que salir arrancando con el acelerador a fondo, lo que me pareció un error, deberían haberlos atropellado a todos los que andaban haciendo destrozos y luego arrancar (es decir repasarlos), para que aprendan de una vez a protestar y exigir como lo hace la gente normal, pues ellos, simplemente son DELIENCUENTES y SUBNORMALES. Así como el ministro de Justicia entregó la orden para desalojar a los diputados que quisieron plegarse a la huelga de hambre de los mapuches y anunció que no habrá sumarios ni sanciones para los funcionarios de gendarmería que lo hicieron, el ministro del interior debería dar la orden a carabineros (en este caso), sin sumarios ni sanciones, para arrasar con los que están haciendo disturbios, porque es lógico la gente que anda haciendo nada, no está ahí, esa gente se aleja de esos lugares de desórdenes, o simplemente arranca. Se que es una alternativa antipopular y todo eso, por eso perdónenme.

Una segunda alternativa sería, hacer responsables de los daños y perjuicios a quienes solicitan los permisos para hacer las diversas marchas, entonces si yo voy a pedir permiso para hacer una marcha en pro de lo que sea, yo me hago responsable de correr con los gastos si es que se genera algún tipo de daño como consecuencia de desórdenes o disturbios; de una vez por todos hagámonos responsables de nuestros actos, si la cosa es tan sencilla como respetar a los terceros.

miércoles, septiembre 08, 2010

Sanito

Me llama poderosamente la atención cuando uno le pregunta a los futuros padres cual es el sexo que prefieren para su hijo, lo que se pregunta: “¿qué quieres que sea?”, y la respuesta, que no responde lo que preguntaste, generalmente se responde: “que sea sanito”.

Para mi es como preguntar ¿de qué color quieres tu auto?, y te respondan, “eso no importa, me importa que tenga ruedas”. Eso es lo lógico ¿o no?, me imagino que se subentiende.

Yo nunca he escuchado a un futuro padre (madre), que diga, “no, yo quiero que mi hijo sea enfermo” o “quiero que sea discapacitado”; sería horroroso que alguien lo deseara.

Quizá esa es la respuesta políticamente correcta, como para congraciar con el resto, o quizá, si uno no dice dicha frase, por castigo pasa lo contrario; quizá sea como las cintitas rojas que usan las guaguas, esas que se usan para evitar que las ojeen y que en este caso, la frase es la cintita, para evitar que pase.

Una de las últimas respuestas que escuché a la pregunta fue: “mío”. Una respuesta, a mi modo de ver, valiente, más cuando se hace frente a la futura mamá; y es valiente porque expresa algo muy humano, la desconfianza.