jueves, agosto 24, 2006

Esperando el llamado


Es verdad, muchas veces, uno ingenuamente espera ese llamado que sabes que nunca llegará; sin embargo mantienes la esperanza, ya sea por ser lo último que se pierde o simplemente porque aún crees en el viejito pascuero; cualquiera que, la cosa es que el llamado nunca llegará.

Si hubiese que clasificar en dos grandes grupos, los llamados, estos serían, los que esperas (ansiosamente), y los inevitablemente inoportunos y/o indeseados, existiría una tercera clasificación (la que desconcierta en las evaluaciones) que sería ninguna de las anteriores, pero quedémonos con las dos primeras. Los llamados que esperas, son por lo general los de felicitaciones, ya sea por tu cumpleaños, porque te ganaste un premio, porque te casaste, porque te compraste algo de mucho valor, etc, los de apoyo, como en caso de muertes, deseándote suerte para algo, o simplemente para decirte “no estas solo”; también se espera los llamados de buenas noticias, como para decirte que te aceptaron en un trabajo, que te fue bien en una evaluación, que te ganaste un premio, para aceptar una invitación, o simplemente para darte el si que esperabas. En cuanto a los llamados inoportunos, ocurren en esas situaciones en que lo estas pasando de lo mejor, en esas que llevan consigo un proceso, y que por culpa de estos llamados, tienes que empezar de cero, o cuando estas en una reunión muy importante en que el decoro es lo principal, o simplemente cuando no quieres recibir ninguna llamada.
No se si será mala costumbre, alguna patología o quizá que cosa, pero al igual que con el control remoto, lo que sucede con el teléfono es por lo menos, curioso. Uno puede estar tranquilamente viendo televisión, almorzando, duchándose, (como le pasó a un integrante de la casa ahora) durmiendo, haciendo cualquier cosa, hasta defecando, cuando suena el teléfono, y es ahí cuando surge el imperativo inconsciente que indica “ anda a contestar” nada es más importante que un teléfono sonando, tanto a que surgen discusiones como “apúrate antes que corten”, en su defensa el lento dice suelto de cuerpo que “si me necesitan de verdad, o si quieren comunicarse de verdad, llamarán de nuevo” . ¿Qué es lo que hace tan imperativo este llamado que no esperamos? Será que creemos que nos pueden decir que ganaremos un premio de un juego en el que nunca hemos participado, o que nos ofrecerán un viaje completamente gratis a donde queramos, o es porque somos negativos y pensamos que nos llamarán para avisarnos la muerte de alguien; últimamente se me ha ocurrido que estos tipos que hacen los tonos (ringtones) para teléfonos, han hecho estudios profundos y han desarrollado técnicas para que el sonido del teléfono afecte al cerebro, y libere sustancias que indiquen que hay que responder el teléfono, no importando lo que estemos haciendo (muy rebuscado). No se que será, pero el sonido de un teléfono es por lo general imperativo.
Antes me pesaba la conciencia no contestar, pensando en que podría ser alguna mala noticia o algo por el estilo, ahora, me liberé de ese peso, y respondo cuando quiero, a veces sabiendo o no quien llama, la displicencia la tengo más con el teléfono de casa, porque en lo que se refiere a celular, me hierve cuando solo te hacen sonar el teléfono, ahí me gusta saber quien es el que huevea.

Para mi, el celular es un tema sensible, no concibo a las personas que no tiene donde comunicarse cuando no están en la casa, pero las encuentro loables, y pese a que yo he querido dejar de tener celular, no lo he conseguido, mi máximo logro, ha sido mantenerlo apagado, no sin revisar cada cierto tiempo, si alguien tenía la deferencia de llamarme, muchas veces encontrándome con la triste realidad que me indicaba que no.
Para mi cumpleaños, lo apague, esperando encontrar en los momentos que lo prendía para hacer la melancólica revisión, los números de muchas personas; era curioso lo que sucedía, porque pese a que no quería que me llamaran, a la vez, sentía el deseo de que si lo hicieran, en realidad, más que no quería que me llamaran, no quería hablar para repetir lo mismo de siempre “ gracias por acordarte, si ya son ( la edad que uno cumple), si, igual he recibido llamados, los regalos están bien, nos vamos poniendo viejos, etc) y todas esas huevas que uno dice siempre para estas cosas. Hay muchos número que me hubiese gustado ver en la pantalla de mi celular, ya sea como llamada pérdida o como la introducción a un mensaje de texto, pero no, no llegaron, pero era de esperar, era el reflejo de mi siembra.
Soy un adicto a hablar por teléfono, por gusto necesidad o lo que sea, de hecho se las debo tener hinchadas al maestro de tanto que lo llamo, aparte que ahora con el plan que tengo, me siento bien al ver llamadas por más de 150 minutos que cuestan $45, me siento cagándome a la compañía, siendo que siempre al final es la compañía la que te caga a ti.
Es clásica la frase “ te llamamos”, se asume que cuando te dicen eso, es porque no lo van a hacer, y es verdad, se suponía que me iban a avisar y no lo hicieron, por lo que te mantienes esperando el llamado, revisas de vez en cuando por si no lo has escuchado, te aseguras desde que está prendido hasta que está con el máximo de volumen; al final del día, te das cuente que la hora de inicio más tarde ha llegado a su fin, y que simplemente el llamado no llegó.

Muchas veces es tanta la ansiedad de esperar un llamado particular, que cuando suena el celular, imaginas el nombre de quien quieres que te llame en el mensaje, o cuando vas a recibir el mensaje ya vas suponiendo lo que te va a decir, sin embargo esa ficción dura lo que dura el reventar de una ola, y caes a la realidad de un golpe.

El tema es el siguiente, si aquella persona de la que yo espero un llamado, también está esperando mi llamado, ¿Cuándo nos vamos a comunicar?, ¿cuando se rompa el orgullo?, ¿Cuándo alguien diga, bueno, yo gastaré esta vez? O quizá lo típico, cuando uno necesite al otro. Quizá nunca
Para terminar, miro mi celular, no hay rastros de llamados, no obstante, no claudicaré (suena a político), y seguiré esperando el llamado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

uuuhmm de quien será ese llamado...??
oie te tiene que salir bien carito ese hobby de hablar por telefono... digo yo...
el aporte de carolina :-$ es lo que hay, peor es naa :-D
besitos
aioz

Anónimo dijo...

En lo particular no me siento adicta al teléfono, menos el de casa, por lo que contesto cuando quiero ya que tiene visor de llamadas jejeje. Pero siempre me pasa el esperar una llamada en el celu, hasta llego a ver la foto de quien me llama, y nada...o las tontas llamadas perdidas. Por eso me reconozco dejada y orgullosa, y si no me llaman, lo hago cuando yo lo necesito. No me gusta depender del teléfono, na que ver que un aparato te domine.
=)
saludos